¿Qué es Montessori?

Muy frecuentemente, cuando pensamos en un niño, imaginamos una persona “chiquita”, casi como alguien incompleto que necesita de información o formación para convertirse en una persona “entera”. María Montessori nos enseña que el niño es el autor de su propia construcción; es decir, no crece simplemente, sino que el niño se crea: se AUTO-CREA.

Así, el niño aprende por él mismo, según un proceso natural, en el cual se necesita un entorno propicio y estar acompañado de un adulto que lo estimule, lo respete y se adapte a él.

En un ambiente Montessori el niño puede elegir su actividad libremente, estimulando su necesidad de exploración. Cada una de las actividades son experiencias concretas. Aquí los niños aprenden haciendo ellos mismos las cosas y usando todos sus sentidos.

Es un enfoque que desarrolla el amor por el trabajo.

Lo más importante en el enfoque Montessori es la mirada que se dirige al niño, una mirada llena de amor y de respeto. Con esta mirada logramos cubrir cuatro necesidades fundamentales en un niño: sentirse amado, en confianza, respetado y apoyado, de manera incondicional.

Si esta pedagogía se trabaja con amor entonces lograremos que el niño sea autónomo, independiente, responsable y seguro de sí mismo, consciente de su papel, respetuoso consigo mismo y con su comunidad, con un gran sentimiento de pertenencia.